«Al forastero que reside junto a vosotros, lo miraréis como a uno de vuestro pueblo y le amarás como a ti mismo»
Objetivo
Brindar acogida, presencia y cercanía siguiendo el modelo de Jesús mismo que se presenta como inmigrante.
Comedor de las Hermanas Salesias: Un espacio de acogida e integración en Ibarra
Cada día, alrededor de 150 personas, entre venezolanos, colombianos, peruanos, ecuatorianos y otros ciudadanos en situación de movilidad humana, encuentran alimento, compañía y esperanza en el Comedor de las Hermanas Salesias en la ciudad de Ibarra, provincia de Imbabura.
Este comedor ya funcionaba desde hace años, pero con la creciente llegada de migrantes —especialmente venezolanos— amplió su labor solidaria para acoger también a personas extranjeras. Hoy, se ha convertido en un símbolo de integración y solidaridad, sirviendo tanto a migrantes y refugiados como a ecuatorianos en situación de vulnerabilidad.
Apoyo solidario que transforma vidas
Gracias al compromiso de voluntarios y personas de buena voluntad, sensibles ante las difíciles realidades que enfrentan los desplazados por conflictos, pobreza o los efectos de la globalización, el comedor sigue funcionando como un verdadero punto de encuentro y fraternidad.
Brigee Ortiz es una de las beneficiarias. Llegó a Ecuador hace tres años junto a sus dos hijas. Sin un empleo formal, se dedica a la venta de dulces para sobrevivir. El desayuno que recibe cada mañana en el comedor representa, para ella y su pequeña hija de cinco años, la principal fuente de sustento. “Aquí me siento en casa”, comenta con una sonrisa. “No hay distinciones. Hay solidaridad e integración”.
Del mismo modo, Manuel Morales, un ecuatoriano que también acude al comedor, afirma: “La comida es deliciosa. Me siento a gusto aquí. En este lugar he conocido personas de distintos países, y eso me ha enriquecido”.
Organización y respeto en tiempos de pandemia
El comedor se adapta a las normas de bioseguridad y distanciamiento social recomendadas por las autoridades. Las personas ingresan en grupos reducidos de 20, mientras esperan pacientemente su turno, curiosos por descubrir el menú del día.
Un modelo evangélico de acogida
Más allá de la alimentación, lo que se ofrece en este espacio es presencia, cercanía y dignidad, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien también conoció la realidad del migrante. El evangelista Mateo nos presenta su infancia marcada por una emigración forzosa junto a María y José (Mateo 2,14-15).
El Comedor de las Hermanas Salesias no solo alimenta el cuerpo: alimenta también la esperanza de una vida más digna y solidaria para todos.
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